domingo, 8 de julio de 2007

Sobre violencia, marginación y otras prácticas non-santas



El domingo 1 de julio recibí un mail de un amigo que vive en Buenos Aires. Podríamos decir que, más allá de la distancia física, hemos podido compartir a través de nuestros escritos aquellos puntos de vista que nos acercan y nos alejan... que por la amplia generalidad nos acercan. Este amigo es profesor y se llama Eduardo Marcelo Cocca. En este mail Eduardo me cuenta que, como en reiteradas ocasiones ya lo mostraban sus escritos, nuestra 'bella' forma de producir estaba golpeando cada vez más duro a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad y leíamos en sus inquietudes que no hay farmacias en los lugares más alejados de las ciudades, que no existía voluntad política para mejorar esta situación, que la industria farmaceutica inflaba más y más sus ganancias sin que pareciera necesario algún tipo de regulación.


Entonces, el desarrollo del mail pone de manifiesto que, conjuntamente con sus alumnos, se había realizado un 'ejercicio' para conocer cuál era la ganancia que la industria farmaceutica tenía -tiene- teniendo en cuenta la droga base y la venta al público. Por ejemplo en un descongestivo nasal droga base nafazolina, el costo por frasco es de 0,03 CENTAVOS Y SE VENDE EN 12 PESOS, GANANCIA 37500 POR CIENTO.


De esta manera fue planteado por el Profesor Cocca en un Anexo de la cámara de diputados de la Nación al término de la Jornadas de Ética y Medicamentos frente a legisladores políticos y la cámara farmaceutica. El tema es que en la Argentina mueren argentinos por no tener acceso al medicamento, sobre todo niños. Esta actitud del profesor tuvo sus repercusiones y fue separado de las cátedras en donde participa. Para cerrar, y cristalizando un poco aquello que los románticos llaman democracia, tres hombres se le acercaron y uno de ellos le dijo por lo bajo: "esto es para que no digas boludeces". Ésta es nuestra democracia.

Por lo demás, no me queda más que agradecer. Agradecerle a Eduardo (profcocca@fibertel.com.ar) por ser una voz que resiste. Y también agradecerle al sistema capitalista (hecho por hombres y mujeres) por demostrarme una vez más su nivel de corrupción y de impunidad, por demostrarme una vez más su careta llamada democracia y su ansia de muerte y destrucción llamada ganancia. Gracias por fortalecerme en la idea de un mundo otro, un mundo en donde lo social reemplace al capital.



Marcelo Fernandez










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