jueves, 29 de marzo de 2007

"Se condenan a ustedes mismos" (1)

Fue la frase que dijo Miguel Etchecolatz luego de escuchar la sentencia a reclusión perpetua del Juez. Son las palabras que les gritamos a los responsables de la muerte y desaparición de miles de argentinos.



Jorge Julio López es un albañil retirado, de 77 años. Cobró fama por su testimonio en el juicio al ex subjefe de policía Miguel Etchecolatz, relatando cómo fue torturado en 1976 en los campos de concentración de la dictadura, y testigo del asesinato de sus compañeros, sentenciados a muerte por Etchecolatz. El 19 de septiembre Etchecolatz fue condenado a reclusión perpetua por “crímenes de lesa humanidad”. Este fallo histórico sentó antecedentes para enjuiciar por genocidio a los responsables de 30.000 compañeros desaparecidos.


Pero todos escuchamos su nombre cuando, el 18 de septiembre, los medios salieron a dar la primicia: Julio López había desaparecido. Las primeras hipótesis que se manejaron rondaron sobre la policía bonaerense, institución a la que pertenecía Etchecolatz, con la fundada sospecha de que el testimonio de López fuera a destapar una gran olla. Enseguida la familia de López anunció que “pensamos que está en estado de shock por el testimonio, creemos que volvió a su barrio para encontrarse con su pasado, y está perdido”.


Hoy ya hacen seis meses que Julio López ha desaparecido. Después de costosísimos planes oficiales (recompensas de hasta $400 mil y mensajes SMS a más de media población), después de reclamos, exigencias y manifestaciones, aún Julio López no aparece. Las hipótesis que se manejan son dos: el secuestro de Julio López por su participación en el juicio contra Etchecolatz; o que Julio se haya perdido por un trastorno emocional.


En Mendoza, las posturas de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, y otras que adhieren a este reclamo, son distintas. Las hipótesis acerca de la desaparición también varían, pero siempre en torno al secuestro de Julio, omitiendo absolutamente la posibilidad de que “sólo esté perdido”.


En el caso de los partidos de izquierda, sostienen que reclaman no sólo la aparición con vida de Julio, sino también el desmantelamiento del aparato represivo del Estado. Argumentan también que la desaparición de Julio se debe al pedido de amnistía por parte de los militares, siendo ellos a través de un sistema mafioso, los que secuestraron a López. Este secuestro es un chantaje al gobierno para que la dictadura quede impune.


Y acusan también al gobierno kirchnerista de usar este aparato represor para legitimar y sostener el poder hegemónico que se ha encargado de construir en estos años de gobierno. “Kirchner también necesita reprimir, con grupos de tarea como se usaba en la dictadura”, sentencia Héctor Fresina, del Partido Obrero.


Otros sectores, también de la izquierda, sostienen en realidad que el actual gobierno es cómplice de los secuestradores de López. Kirchner no puede dejar de ceder ante las exigencias de la derecha fascista argentina, protagonista del secuestro. Alegan entonces una complicidad consciente por parte del gobierno.


A pesar de las disidencias, los sectores que se reúnen en las manifestaciones por la aparición de Jorge Julio López coinciden en que en estas circunstancias históricas en las que se avanza sobre el enjuiciamiento de los responsables de la desaparición de nuestros compañeros, no es posible que se permita semejante impunidad ante la desaparición de López.


El Estado es responsable de la seguridad de todos los ciudadanos de nuestro país, pero tiene también el deber de velar por la seguridad de estos testigos que son la principal herramienta para ajusticiar nuestra memoria latente. La desaparición de Julio en sí misma es un hecho agravante de la situación, pero si la contextualizamos nos damos cuenta de que además es un punto en contra para este proceso. Esta amenaza explícita que jugaron con Julio nos hace ver que todavía hay poderosos sectores que no van a permitir que las cosas lleguen a su fin.


Juicio y castigo a los culpables, por Julio López y los 30 mil desaparecidos, torturados y asesinados en manos de represores.


La página oficial del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, en su sección “Desaparecidos” dice de Julio López esto:

Desapareció de su domicilio entre las 23.00 hs. del domingo 17 de septiembre y las 07.00 hs. del día siguiente. Nadie lo vio retirarse; llevó consigo las llaves de su casa y no llevó documentos. El lunes 18 tenía previsto concurrir a la Municipalidad de La Plata a escuchar los alegatos del juicio contra Miguel O. Etchecolatz, en el que el propio sr. López fue querellante. En ese ámbito, había vertido un valioso testimonio el 28 de julio pasado.





Claudia Bermejillo
(estudiante de Comunicación Social, tutora de DA y SARA)
(1) Nota publicada en la revista "Donde topa"










24 de marzo de 1976/ 24 de marzo de 2007. A 31 años del golpe militar...




¡Oiga usted!... hombre a la vista,
dese vuelta, se lo ruego,
se parece mucho a alguien,
que se perdió hace un tiempo,
no recuerdo bien su nombre
pero era crisantemo.

Perdóneme la insolencia,
es que hace 31 años
se perdieron varios hombres
y mujeres… también niños,
que soplados por un himno
encontraron su martirio.

Ser sincero no me cuesta
si de justicia se trata,
que paguen los que murieron (realmente),
y se ganaron las ratas,
que serán sus compañeras,
cuando le pongan la jaula.

No me olvido, estoy presente,
siento aún el ruido a botas,
siento esa pesadumbre,
de la tortura en pelotas.
Pero una esperanza queda
cuando al dolor se derrota.



Hoy más que nunca… ¡NUNCA MÁS!



30.000 COMPAÑEROS DESAPARECIDOS PRESENTES



APARICIÓN CON VIDA DEL DESAPARECIDO 30.001: JULIO LOPEZ





Marcelo Fernandez (estudiante de Comunicación Social, tutor del programa "Tutores para garantizar la permanencia")











martes, 27 de marzo de 2007

¿Qué significa criticar al sistema educativo? Nuevos códigos y abismo generacional: hacia la formación de un nosotros imprescindible




Es realmente arriesgado hacerle una crítica muy severa al sistema educativo estando dentro del sistema educativo. Quiero decir, es difícil hacer una crítica sin que se transforme en auto-crítica. Es realmente complejo suponer que una generación es superior a otra cuando cada generación demuestra virtudes y defectos cuan ‘persona suelta’.

Estamos reflexionando sobre nuestra educación y sobre aquellas “falencias” que vemos en los alumnos que ingresan a nuestra casa de estudios. Entonces planteamos que existen ciertos problemas para comprender textos, falta de metodología de estudio, dificultades para concentrarse… puede que poca dedicación a la hora de sentarse a interpretar conceptos. Sin duda, podemos coincidir en buena parte de este diagnóstico.

Sin embargo, y aunque muchas de estas características no son privativas de alumnos de primer año, nos interesa preguntarnos sobre qué nuevos códigos vienen a enseñar las nuevas generaciones. Queremos tomarnos el trabajo de conocer cuales son las inquietudes y las nuevas formas de entender al mundo. Nos hemos visto en muchas oportunidades siendo muy críticos ante aquello que no comprendemos… es por eso que decidimos aprender sin negar. (¿Es bueno el docente que deja de aprender en el supuesto de que ‘debe enseñar’?)

Y en este camino de aprender de las nuevas generaciones me llama la atención su ‘economía de lenguaje’.




Tanto en su forma de expresión oral como en esta revolución comunicativa llamada Chat y mensaje de texto, los jóvenes realizan una gran cantidad de abreviaturas que, muchas veces, se vuelven incomprensibles. Este lugar comunicativamente difuso expresa una activación de nuevos espacios cerebrales.



¿De qué se trata este fenómeno? Estamos celebrando la base de una nueva forma de comunicación masiva: la comunicación telepática. Esta comunicación, practicada en reiteradas ocasiones de forma individual, hoy empieza a darse como un fenómeno masivo cuasi-imperceptible, pero presente. Tenga en cuenta el lector que cuando planteamos una ‘conciencia social’ o una ‘mente social’ estamos girando alrededor de este mismo concepto. Los pensamientos comienzan a trasladarse con mayor velocidad y las herramientas que se utilizan en la actualidad facilitan este ejercicio. Podríamos llamar a este fenómeno efecto charla o pájaro (chat)

La persona que ha hecho uso de un chat (el más utilizado es MSN Messenger de Hotmail) podrá recordar cómo la mente se focaliza en una persona y luego transmite un mensaje (que se escribe); estos mensajes son trasladados, en un primer momento, de manera telepática y luego de forma escrita. Podemos plantear como ejemplo la relación entre una carta de amor (intención) y un beso de aceptación. Actualmente estamos sentando las bases para que el ‘paso previo carta’, al beso, quede obsoleto.

Al retomar el efecto charla, en función de la utilización del chat, es interesante tener en cuenta que se pueden realizar varias charlas a la vez; esto significa que existe una preparación para poder percibir los pensamientos-mensaje de más de una persona.

Si analizamos la utilización de los celulares con los mensajes de texto podremos percibir una base de interpretación similar. Ahora bien, es importante aclarar que la sutilización de los pensamientos es un fenómeno universal y que, tanto el chat como el celular y sus funciones son sólo manifestaciones materiales de este nuevo espacio comunicativo mayor. Cuando las dudas comienzan a acechar, nuestra ciencia se acerca a nuestro oído y nos recuerda que ‘sólo utilizamos un 10% (aproximado) de nuestro cerebro’ ¿Qué posibilidades nuevas guardará el 90% restante?





La segunda reflexión tiene que ver con las generaciones. Cada vez es más difícil que una generación ‘vieja’ entienda a la más joven. Y es más difícil porque los cambios que se producen son tantos y tan vertiginosos que la realidad es tan efímera como 1 segundo. Nuestros jóvenes viven en un espacio muy diferente al nuestro y es por ese motivo que percibimos un abismo generacional.

Nuestro Frankenstein (llamado neoliberalismo, postmodernismo, modo de producción capitalista y de otras formas irreproducibles) nos ha puesto a correr a una velocidad inmanejable. Es difícil suponer un ‘freno conciente’ ante tanto disparate que supimos conseguir. No parece posible, en el corto plazo, que el abismo pueda ser salvado. Para esto sería necesario darse cuenta de que uno vive corriendo.

Dentro de este marco quiero dejar fluir los recuerdos generacionales que he visto desfilar por mi familia y que tienen que ver con esta incomprensión:

la generación de mi abuelo, generación de tango y vals, no entiende a la generación de mi padre, generación de rock, que, muchas veces, no me entiende a mi… generación de música electrónica
la generación de mi abuelo, generación de guiso y vino, no entiende a la generación de mi padre, generación de pizza y cerveza que, muchas veces, no me entiende a mi… generación de hamburguesa y speed con vodka
la generación de mi abuelo, generación de “la familia unida”, no entiende a la generación de mi padre, generación del “divorcio legal” que, muchas veces, no me entiende a mi… generación de la “unión libre”

Sin embargo existen, lamentablemente, ciertos acontecimientos que sí forman parte de varias generaciones: es por esto que nuestros bisabuelos fueron responsables (por acción u omisión…por existir) de la Primera Guerra Mundial -1914/1918-, nuestros abuelos responsables de la Segunda Guerra Mundial -1939/1945-, nuestros padres responsables de Vietnam y la guerra de Malvinas y nosotros estamos siendo responsables de Kuwait, Afganistán e Irak. Es realmente arriesgado suponer superioridad de una generación sobre otra cuando cada una ha sido responsable de tanto baño de sangre y dolor. ¿Qué generación puede ponerse las alas de un ángel sin sentir, por lo menos, pudor?

Son estos los motivos que generan una necesaria autocrítica en donde el sistema educativo, los nuevos códigos y las generaciones se confundan en un nosotros. Este nosotros deberá hacerse responsable de lo que hoy hemos construido y encontrar la forma de concebir un espacio superador.

Afirmar nuestra vida a partir de la negación del “otro” es nuestra debilidad. Entendernos como un movimiento conjunto es la forma de superar esta debilidad. El bello riesgo del nosotros es que, al utilizarlo, no podemos sino hacernos responsables y artífices de nuestro presente.





Marcelo Fernandez (estudiante de Comunicación Social)