martes, 12 de junio de 2007

¿CÓMO SE REVIERTE LA DESERCIÓN UNIVERSITARIA?

Éstos son un par de opiniones de la sección "el foro" de la revista Rumbos, que sale los domingos con el diario Los Andes. Me pareció interesante que también pudiésemos publicar las nuestras, respondiendo a la misma pregunta, refutando o adhiriendo a las posturas anteriores, etc.

«LA UNIVERSIDAD ESTÁ PENSADA PARA UN ESTUDIANTE QUE NO EXISTE»
Silvia LLomovatte
La definición convencional de la deserción en cualquier nivel del sistema educativo siempre tiene que ver con una falta de sintonía entre lo que la institución ofrece y lo que el estudiante busca. Pero desde el punto de vista de la pedagogía crítica, nunca hablamos de deserción, porque eso implicaría que el sujeto decide voluntariamente alejarse. Durante mi experiencia pedagógica, me fui dando cuenta de que esto no es así, sino que aparecen unos cuantos factores de expulsión dentro de la institución educativa.
Algunos de los elementos que tienden a la expulsión tienen que ver con los alumnos y muchos otros con la institución: con respecto a estos últimos, sobresale el desconocimiento de las nuevas realidades sociales en las que viven los jóvenes. Ellos se desempeñan en un mundo que tiene una serie de coordenadas, de reglas, de normas, de valores que van cambiando todo el tiem­po. Las instituciones, en contraposición, manejan una inercia que les imposibilita actualizarse rápidamente. Eso les impide tener una mayor agilidad que les permita ofrecerles a los jóvenes una formación acorde a sus nece­sidades. Y no me refiero a las posibilidades de entrar en el mercado de trabajo, sino a poder acceder a contenidos académicos que puedan necesitar para su vida.
Por otra parte, la universidad está pensada para un estudiante que, probablemente, no existe. El estudiante ideal sigue siendo el de las décadas del 60 y 70, pero no tiene nada que ver con el estudiante del siglo XXI. Además, tenemos carreras absolutamente librescas, en las que todo se reduce a sentarse y leer. Ojalá los chicos leyeran libros, pero ni siquiera sucede eso, sino que leen fotocopias, que con el paso de los años se unen y las letras dejan de verse; ése es todo un símbolo. No hay programas de estudio que tengan que ver con la realidad que viven estos chicos. La universidad no tiene en cuenta a quién está educando ni el contenido de esa educación.
En todas las facultades de la UBA se están implementando diversos programas que tienden a solucionar estas cuestiones. En distintas áreas se está empezando a lograr que las carreras ofrezcan soluciones con, por ejemplo, bolsas de trabajo, orientación vocacional, aunque toda­vía faltan estudios que nos digan la utilidad que tienen las carreras para los chicos. Cuando sepamos eso, vamos a entender por qué algunos chicos son expulsados.
*Profesora e investigadora en Sociología en la Educación, Facultad de Filosofía y tetras, UBA.

«HAY QUE TRABAJAR MÁSENLA ORIENTACIÓN VOCACIÓNAL»
Gabriel Foglia
Son distintas las causas que permiten explicar la deserción universitaria: la primera y más impor­tante tiene que ver con la orientación vocacional. Me parece que para contribuir a disminuir la deserción hay que trabajar mucho más en el proceso de ingreso de los alumnos a la universidad y tratar de comunicar exactamente cuáles son las incumbencias de las carreras. Si los alumnos estuvieran más al tanto de los contenidos de las carreras, no se sorprenderían tanto cuando se encuentran con la realidad universitaria. La deserción se produce cuando esa realidad choca con lo que en su imaginación era la carrera que eligieron. La forma de disminuir la deserción, en ese caso, tiene que ver con un mayor trabajo de orientación vocacional: hay que encontrar instancias de integración entre el secundario y la universidad para que no haya una diferencia abismal en los contenidos que se esperan y los que se terminan dando. Igualmente, creo que esto no pasa solamente por las universidades, sino también por los colegios; se da un bache de información que lo termina sufriendo el alumno.
La deserción también tiene que ver con otros motivos ajenos a la elección, relacionados al nivel de exigencia con el que se encuentran en la facultad o con la reacción ante situaciones de presión como los exámenes. En el caso de las universidades públicas, también aparecen otros factores, como la cantidad de alumnos en los cur­sos o las condiciones edilicias. Si el alumno viene de un secundario con, aproximadamente, treinta compañeros y pasa a encontrarse con clases de más de cien, segura­mente va a sentir el cambio.
Nos resultó de mucha utilidad la creación del Centro de Orientación, donde los alumnos se pueden acercar a descubrir las características de cada una de las carreras para así darse cuenta si les interesan los contenidos. No sería ético intentar inscribir a alguien en una carrera que no tenga que ver con sus intereses; sería comprar deserción a corto plazo. Para nosotros, es clave com­prender las necesidades de cada persona y ofrecerle una carrera afín.
Otro buen mecanismo para evitar la deserción es poner especial atención en los docentes de los primeros años; en ellos buscamos que entiendan ese salto entre el colegio y la universidad. Deben trabajar muchísimo en la contención, en la adaptación al nuevo ámbito, a sus nue­vas responsabilidades y a los nuevos compañeros.
*Decano de la Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de Palermo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo planteado.Los estudiantes de hoy tienen diferentes problemas a los de antes ,que les afectan directamente ,ya sea social o economico,sobre todo éste último.
Quiero resaltar que muchos profesores tienen mucho que ver en éste problema.Estos educadores no se adaptan a las necesidades de los alumnos ,sobre todo de primer año,que muchas veces estan desorientados a causa de sus repetidas reprobaciones en examenes .Ademas de trabajar con materiales desactualizados ,la lectura de los mismos es tediosa y en consecuencia la vista se cansa rapidamente dejando al alumno con pocas horas de estudio.No nos podemos olvidar de aquellos que solo leen su viejo material repitiendolo como loros.Acaso es por esa razon que no quieren actualizarlo?
Son muchos los problemas que podemos desgranar, pero no hacemos nada con sólo mencionarlos.Hay que encontrar una soluciÓn que motive al estudiante a seguir estudiando

Coordinación de Tutorías dijo...

Las dos opiniones en relación a la pregunta '¿cómo se revierte la deserción universitaria?' tienen algo para rescatar.
Desde mi punto de vista, tenemos una obligación desde la 'institución educativa' en lo que se refiere a entender cuál es el principio fundamental y aquello que justifica la existencia de esta. Quiero decir con esto que, aunque parezca una obviedad no lo es... el sujeto de aprendizaje (¿alumno?) es aquel que, con su existencia, 'obliga' a la sociedad a generar una escuela, un colegio o una universidad. A partir de esto, y cuando cada uno de nosotros se haga conciente de que sin sujetos de aprendizaje las 'instituciones educativas' no pueden funcionar, podremos hablar seriamente en relaciones a aquello que se necesita para no sólo evitar la deserción sino educarnos en función de una verdadera conciencia social.
Entonces, como primera medida, es necesario que el/la hombre/mujer que ingresa a la Universidad pueda elegir en todo aquello que es de su incunbencia. ¿Existen mayoría de estudiantes en los consejos directivos o en el consejo superior?
Luego, y en un trabajo personal pero a la vez de fundamental responsabilidad social, cada uno de nosotros debe preguntarse en relación a qué tipo de motivaciones tiene en lo que respecta a la docencia... ¿tenemos una vocación docentes aquellos que trabajamos en educación? La respuesta a esta pregunta puede explicarnos buena parte de nuestro 'fracaso' universitario.
Es difícil dar una sola visión o cerrar esta pregunta en un simple comentario ya que es mucha la tela para cortar que genera este tema.
M gustaría decir que en la medida en que realmente prioricemos a los estudiantes y no a nuestros intereses personales, toda institución educativa podrá mejorar en relación a su función fundamental.

Marcelo en Coordinación de Tutorías